Organizaciones ambientales y políticas cuestionaron la iniciativa, señalaron que "no es novedosa" que "reitera un modelo de explotación" iniciado en los '90 y que habilitará "concesiones ilegales". Advierten que se falsea la realidad y que "los pocos espacios verdes que van a quedar serán fragmentados y funcionales a la explotación gastronómica y bailable".
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