La situación en el este europeo llevó a las máximas autoridades belicas de las potencias a establecer un canal de comunicación abierto para casos de emergencia, situación que recuerda al "teléfono rojo" de la Guerra Fría, creado en 1963 tras la crisis de los misiles en Cuba y que permitió a la Casa Blanca y al Kremlin comunicarse directamente.
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